CUANDO SE ACABA EL AMOR  Y ¿AHORA QUÉ?

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CUANDO SE ACABA EL AMOR  Y ¿AHORA QUÉ?

El amor nos transforma, nos sacude, nos arrastra, una fuerte ilusión nos invade y llena el mundo de colores, potenciando nuestras sensaciones, elevándonos, metafóricamente hablando, varios metros del suelo. Cuando nos enamoramos, vemos en la otra persona todo lo que deseamos, agrandamos sus virtudes, perdonamos sus defectos, convertimos a nuestro amado en un ser excelso. Por amor morimos y matamos, gozamos y sufrimos.

En el enamoramiento intervienen una serie de hormonas, los científicos han descubierto que actúan la adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina y vasopresina, activando ciertas zonas del cerebro y produciendo sensaciones de euforia,  felicidad,  placer y contribuyendo el estrechamiento de los vínculos afectivos.purposes-1963850_640

Con el paso del tiempo, algunos lo establecen en unos dos años, estas sensaciones van bajando de intensidad y transformándose, el enamoramiento y pasión de los primeros tiempos deviene en un sentimiento más cálido y tranquilo. Algunos no son capaces de superar ese cambio, creyendo que el enamoramiento “esa enajenación transitoria”  como decía Vallejo Nájera, se mantendría por siempre.

En otros casos, es el paso de los años, la rutina, los problemas no resueltos, la falta de entendimiento, la infidelidad o un sinfín de situaciones, lo que acaba con el amor y uno de ellos o ambos, se plantean poner fin a la relación.

Por suerte, hay muchas parejas que todavía quieren intentar aclarar las cosas y mejorar su relación, habría que ver qué ha producido el distanciamiento en la pareja, si se trata de un problema de los antes mencionados o es algo diferente. Es también habitual, sobre todo en parejas que empezaron muy jóvenes,  que cada uno evolucione de distinta forma, de modo que  lo que antes les unía ha desaparecido y ya no tienen cosas en común.

Otras veces el agotamiento de la relación se produce por falta de alicientes o  falta de interés de uno o de ambos…y no siempre podrán resolver los problemas por sí mismos, en muchos casos, se necesitará ayuda de un psicólogo,  para que puedan identificar las causas que les ha llevado a esa situación y les facilite herramientas para mejorar la comunicación, renovar la relación e intentar resolver los conflictos.

Y CUANDO NO HAY NADA QUÉ HACER

Lamentablemente, hay veces que pese a todo el esfuerzo, no es posible el acuerdo y la pareja se enfrenta a la ruptura definitiva.

La poetisa Emily Dickinson dijo: “La separación es todo lo que se necesita para conocer el infierno”. Pasamos del cielo al infierno, sin poner los pies en la tierra.

“No concibo la vida sin él”,” me siento tan solo”…, “y ahora volver a empezar”…  “no quiero volver a verle, ¡me ha hecho tanto daño ¡”… estas son tan sólo unas pocas de las frases que decimos cuando se acaba nuestra relación de pareja, de repente te encuentras perdido, confuso, rabioso o deprimido. El repertorio de sensaciones, recoge todo tipo de emociones, algunas de las cuales, podrían llevarnos a situaciones que compliquen aún más nuestro futuro a partir de ese momento.

Es normal estar triste, la tristeza es la reacción natural ante la pérdida y esta emoción nos ayudará a reflexionar en lo qué ocurrió y nos permitirá ir poniendo cada cosa en su lugar, es bueno mirar hacia dentro de nosotros mismos, la tristeza es una emoción adaptativa, estar contento sería patológico y es sólo desde la tristeza que podremos superar la situación. Sin embargo, cuando la tristeza se mantiene en el tiempo y no somos capaces de seguir con nuestra vida normal, puede convertirse en un problema más importante y requerirá la ayuda psicológica de un profesional.heart-1833407_640

Si bien, no existen formulas mágicas que funcionen en todos los casos, porque cada pareja y circunstancias son diferentes,  si hay algunas pautas que pueden ayudarnos a hacer menos penoso el transito a un estado amoroso, familiar y social distinto del que habíamos estado viviendo al lado de nuestro compañero.

Hay algunos factores a tener en cuenta:

¿Existen hijos en común?

¿Tiene trabajo  cada uno de los miembros de la pareja?

¿Cuánto tiempo hace que se conocen y conviven?

En el caso de parejas con hijos comunes, el bienestar de los hijos debería primar sobre otros factores, sobre todo sobre aquellos meramente materiales, pregúntate ¿qué será mejor para el niño?  ¿Podrá seguir disfrutando de la compañía de los dos? o ¿en qué medida se verá privado de la relación con uno de ellos? Piensa, en qué pasaría si te metieses en una lucha contra el padre o la madre de tus hijos por cualquier razón y en cómo podría afectarles a ellos, no olvides que ambos sois padres y que sois responsables de vuestras decisiones.

Cuando solo trabaja uno de los miembros de la pareja y tienen una economía común, la ruptura de la convivencia podría suponer un grave quebranto para ambos, y en particular para el que tenga que abandonar el domicilio familiar o el que no tenga un medio de vida propio. El sentido común y el reconocimiento de cada circunstancia, debería hacer que ninguno de los dos se vea gravemente perjudicado.

Relaciones de largo recorrido, especialmente en personas de cierta edad, con muchas vivencias en común, amigos compartidos y vidas casi fundidas una en la otra, complicarán aún más la ruptura, por haber perdido uno o ambos parte de su  identidad individual en pro de la común.

Egos, orgullos mal entendidos, victimismos, chantajes emocionales y afán de revancha, son otros de los elementos que complican la escena, nublando a menudo el buen juicio, de ahí la necesidad de buscar el equilibrio entre las emociones, ahora bastante convulsas, y las razones que nos aconsejan actuar de un modo distinto para evitar añadir sufrimiento, ya sea propio o a los hijos de ambos, si los hubiera.iceland-986768_640 (1)

El primer paso, tal vez el más difícil, es aceptar la ruptura, pero no te empeñes en olvidar a tu anterior pareja, mejor deja que el tiempo vaya recolocando los sentimientos. Intenta evitar el contacto en la medida de lo posible, los que no tienen hijos en común, ni trabajan juntos, pueden evitar el contacto, es adecuado especialmente en las primeras semanas para evitar situaciones de alta tensión emocional.

Resulta también muy útil, realizar actividades placenteras de ocio, tal vez actividades que siempre te gustaron y que  por alguna razón dejaste. El contacto social, tanto con amigos como con otras personas del entorno familiar ayudará a ir superando los malos momentos.

Recuerda que toda pérdida, ya sea humana o material, supone un duelo y necesitarás un tiempo, en el que antes de volver a empezar otra relación, de emprender nuevos retos … habrás de recomponerte para poder seguir adelante y tener cierta medida de éxito.

Y al fin y al cabo como dijo Albert Camus “No ser amados es una simple desventura, la verdadera desgracia es no saber amar”.

 

1 Comment

  1. Itziar dice:

    Muy bien expuesto,un interesante recorrido por las diferentes fases de una relación.

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